martes, 17 de marzo de 2015

Día 15 – LUNES 16 DE MARZO


Primer recaída.

   Hoy no fue un buen día. Me costó mucho levantarme porque me costó mucho dormirme, y eso ya descompaginó el día completo; tanto, que no pude almorzar. Dormí mal, soñé feo, me desperté sintiéndome horrible: no sabía si iba a desmayarme, si mi corazón iba a colapsar, si la cabeza me iba a estallar, o si iba a vomitar… ni el baño frío a la mañana logró ayudarme. Y siempre, todo eso, se acompaña de sentimientos extraños.

   La balanza fue favorable y aún así no logré sentirme mejor. Los sentimientos de fracaso y de culpa se dispusieron a no soltarme, pero resistí: Salvo el almuerzo, cumplí con mis comidas correspondientes cada dos horas aproximadamente, manteniendo siempre la calidad de cada ingesta. Volví a casa agotada, siempre que voy a la clínica me pasa. Cuando estoy ahí me toca mirarme de frente y cara a cara conmigo, con mi problema, con el problema de tantos que la luchan como yo. Ahí es en el único lugar donde verdaderamente dimensiono y tomo conciencia. Ese es el espacio donde conecto con la verdadera raíz y todas sus consecuencias.

   Llegué a casa y merendé. Apenas terminé, un cansancio extremo me llevaba a dormitarme sentada, ahí donde pasé vegetando todo el fin de semana, pero hice fuerza para mantenerme despierta porque duermo tan poco de noche que cualquier tiempo que le quite al sueño hace que luego no pueda conciliarlo más.

   Cené a horario, sano y en cantidades justas, pero es inmedible la rapidez con la que lo hice. Me daba cuenta de lo que estaba haciendo pero no podía frenarlo. En menos de diez minutos había cenado y, por supuesto, seguía con hambre. Exactamente una hora después ataqué las provisiones que compré para la semana y me di un “ATRACÓN” con 2 barritas de cereal y 2 turrones. Sé que puede parecer ridículo describir la ingesta de productos light como “ATRACÓN” pero el problema está siempre en el qué, sino el cómo y, obviamente, en el cuánto.

   Para los que no saben lo que es un “ATRACÓN”, la RAE (Real Academia Española) lo define como: “Exceso en una actividad cualquiera. / Acción y efecto de comer y beber con exceso.” Según mi humilde opinión de obesas (y algún que otro mal más) un “ATRACÓN” es el acto más desesperado que un obeso puede cometer. Lejos del placer de la ingesta y de la maldita imagen de “gordito feliz” que falsamente se instaló en la sociedad, este tipo de ingesta desmedida, inconsciente y voraz es producto de las peores miserias de uno mismo. Es el punto más delgado que uno como GORDO puede tocar. Es un acto instintivo, en respuesta a un miedo, una angustia, una inseguridad, una incertidumbre, un enojo, y cuanto sentimiento de mierda se te cruce por la cabeza. Es la reacción más baja a esos sentimientos inmanejables que lo hunden a uno hasta lo más profundo de sus propias miserias. Los Gordos, no sabemos, no queremos, no podemos enfrentarnos a nuestros males, a nuestras debilidades, a nuestros dolores (aunque nos hayamos encargado de inventar un caparazón donde así lo parezca)… Los Gordos aprendimos a tapar cada uno de nuestros huecos con comida; y eso es exactamente lo que hacemos cuando transitamos un “ATRACÓN”.

   Automáticamente después de tragar esas cuatro golosinas sentí un fuerte malestar en la boca del estómago y nauseas, unas nauseas irrefrenables empujadas por un profundo sentimiento de culpa. Angustia, malestar, dolor de estómago, monopolización del pensamiento, y otra vez unas ganas irrefrenables de vomitar… y ahí, me tocó ponerme a pelear con otro fantasma. Uno mucho más viejo, uno que logré dejar atrás desde hace un buen tiempo, cuando creí que me moría. Pero ahí estaba otra vez, inmenso, intenso, profundo, absoluto, al acecho… repitiéndose en mi cabeza como un maldito disco rayado, diciéndome que había una sola salida y que debía tomarla. Entonces decidí resistir.

   Acá estoy, volcando toda mi angustia en estas líneas, dejando salir de una puta vez las lágrimas que no tienen explicación, o que son tan viejas que ya no recuerdo su origen… Acá estoy, contando la parte más de mierda de esta historia, exponiendo ante todos mis más absolutas miserias…. pero resistiendo. Resistiendo desde lo más profundo de mi ser, usando cada palabra que escribo como escudo para luchar hasta las últimas consecuencias.

Nadie dijo que el camino sería fácil, nadie dijo que el plan se hiciera en una patada, nadie dijo que no tendría recaídas, nadie dijo que no habría complicaciones… por acá estoy, firme para defenderme a mí misma, que soy lo único que tengo. Porque esta batalla ya está librada y pienso ganarla, me cueste lo que me cueste. Porque los obstáculos superados ya no van a ser piedras con las que vuelva a tropezar. Porque mi integridad es mía, y mi voluntad también.

Gracias, al que se haya detenido a leer.

4 comentarios:

  1. "El atracón es el acto más desesperado que luego se carga de culpa y de nuestras miserias", me pegó directo en el fondo

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  2. Me encanto como lo describis. Es tal cual. Es una cruda verdad. Te sigo Baby!

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  3. Me encanto como lo describis. Es tal cual. Es una cruda verdad. Te sigo Baby!

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  4. Hola, gracias por pasar por mi blog y dejarme tu puerta abierta :)
    No veas a las palabras como un escudo, esgrimilas como a una espada.
    Voy a leerte un poco más. Besos!!

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